JazzVision
Air Lore
Por Alfredo Cáceres Valenzuela
George Bataille dijo por ahí que el escribir es buscar la suerte. Me atrevo a decir que el escuchar también, si escuchamos música, en este caso el jazz, es porque queremos sentirnos mejor y más dispuestos a la vida. Esto lo digo a raíz de haber tenido la fortuna de conocer en unas conferencias de estética del jazz, al vanguardista grupo Air y su álbum "Air Lore", del año 1979. Esta banda formada en 1971 por el saxo alto y flautista Henry Threadgill, el baterista Steve McCall y el contrabajista Fred Hopkins. Después del año '82, cuando McCall deja la banda, se suman otros músicos en su reemplazo como Andrew Cyrille y Pheroan akLaaff, y también se unió Cassandra Wilson en voz, esta agrupación se mantiene hasta 1987.
Lo que me convoca a escribir es la tremenda felicidad que siento al escuchar el álbum Air Lore, y ya creo que voy por la media centena de oídas. Estas composiciones son de los maestros que dan origen al género del jazz, Jelly Roll Morton y Scott Joplin, más el primer y breve tema cuyo autor es Threadgill. La obra surge como un homenaje a estos músicos y su música; donde estos tres artistas me dejan muy en claro que se sienten herederos y continuadores de una tradición y muestran su respeto, en gran forma, a estos precursores del estilo. Confieso que de los temas originales, sólo he escuchado "King Porter Stomp" y "Ragtime Dance" de Morton y Joplin respectivamente, para hacer una suerte de comparación. Los otros temas de ellos son "Buddy Bolden's Blues" y "Weeping Willow Rag", más el aporte de Threadgill, "Paille Street".
En este registro, cada interpretación es de una bella y extensa abstracción y lo asombroso es que es fiel al sentimiento de esa época de principios de siglo, dinámica y expresiva. También comprobé que este disco es inubicable en las tiendas de Nueva York, Europa o Japón, ni en las especializadas en jazz de avanzada en la Internet. He escrito mis buenas cartas a la A.A.C.M. (Asociación para el Avance de Músicos Creativos de Chicago),organización a la cual pertenecen estos músicos, así como al sello discográfico y escuelas de jazz, pero nada, cero respuesta. Notarán mi porfía. Recurrí a la tecnología y un buen conocido mío "bajó" los temas de un sitio en internet y, como dije antes, casi he reventado este copia mal habida; este último mes ha sido casi un rito escucharla todos los días, me produce mucha felicidad, y diablos! recupero el sentido de las cosas ante tanta belleza.
Estas palabras apenas alcanzan a pergueñar una aproximación a esta obra, hay que escucharla y darse cuenta que esta no es una simple banda con un líder en el saxo más un baterista y un bajista que lo acompañan. No, dan cuenta de un trío cooperativo, en donde ellos demuestran una gran experiencia y un altísimo nivel en la improvisación colectiva. Su interpretación a veces me ha llevado a pensar que estos tres tipos son unas excelentes y nobles personas, ya que sus interpretaciones son de una carga emotiva muy grande, y para complementar esta afirmación, me apoyo en una sentencia de Leroi Jones, más conocido como Amiri Baraka, poeta y crítico quien dice que los músicos afronorteamericanos ven a sus instrumentos como una prolongación de su cuerpo, de ahí entonces que siento que el soplido de Threadgill es tan vocal y lleno de matices, es como si me estuviera contando una bella historia, para qué hablar de la sensibilidad, de la sonoridad de Fred Hopkins y del poderoso y expresivo swing de McCall.
Y más allá de seguir dando adjetivos para aproximarme a esta obra, que cualquiera podría dar, siento que la enseñanza que me deja esta música y su concepto, es que debemos volver al origen, a la tradición, pero cuidado!, sin quedarnos estancados en ella, que la obra de los antiguos nos sirva para mirar el futuro, para avanzar, para explorar y descubrir nuevas experiencias.
1 Comments:
Enhorabuena por tu blog, muy interesante.
Permíteme recomendarte la banda sonora de Ragtime, de Randy Newman.
Si te gusta Scott Joplin la disfrutarás.
un saludo
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